Luego de 80 años, Calzados Austral bajará su persiana por última vez y, de esa forma, cerrará uno de los comercios históricos de Comodoro Rivadavia. El local ha sido testigo del paso del tiempo, no solo en la ciudad y el país, sino también en un rubro que se ha modificado sustancialmente en las últimas décadas. Es que hoy, en tiempos de zapatillas deportivas, sandalias Crocs y botas de cuero, es difícil imaginar que hubo una época en que reinaba el zapato en sus diferentes matices.
Eran otros tiempos en que verse elegante era una cosa de todos los días. No existían los pantalones rotos a la rodilla, ni tampoco las remeras y los buzos oversize que hoy se usan para todo tipo de eventos. Antes, era formal y cortés, los zapatos brillaban y la zapatería de la familia Masquelet fue testigo de toda esta época.
Una reconocida zapatería de Comodoro cerrará sus puertas tras más de 80 años de historia
Calzados Austral es parte de la postal histórica de la calle San Martín. Foto: ADNSUR.
UN NEGOCIO CON HISTORIA
El negocio abrió hace más de 60 años. Carlos (76), hijo del fundador del local, cuenta que su padre abrió el local cuando él era niño. El hombre había llegado a Comodoro como encargado de la zapatería de La Anónima.
Hijo de un profesor de matemáticas y letras que sabía latín y de una costurera que tejió para las ricachonas del diario La Nación, donde también trabajó su marido, Carlos vino solo a Comodoro. Era joven y, luego de esa primera experiencia en la cadena de supermercados, decidió abrir una zapatería junto a un amigo.
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El local estaba ubicado en el sector donde hoy se encuentra la principal sucursal de Triax. Sin embargo, luego de un tiempo, los comerciantes decidieron continuar cada uno su camino. Su amigo puso un bazar y Carlos (padre) continuó en el rubro de zapatería. Luego llegaría el local de San Martín a 410, donde Austral funcionó durante un tiempo.
Precisamente en ese local comenzó la historia de Carlos (H). Luego de estudiar como pupilo en un colegio de Buenos Aires, volvió a la ciudad y se sumó a trabajar con su padre. Era joven y trabajó unos tres años, hasta que un tío le ofreció ir al petróleo; sin embargo, después de unos años, volvió al negocio familiar.
“Trabajé tres años y vine a acompañar a mi viejo”, dice Carlos a ADNSUR. “Era muy diferente esa época, en todo sentido. Los mayoristas eran todos viajantes. Me acuerdo de que mi viejo viajaba a Buenos Aires porque tenía familia allá e íbamos por tierra y, de paso, compraba algo para el negocio. Lo otro era casi todo con viajantes. Pero en esa época se vendía mucho con plataforma; las petizas se volvían locas, eran de suela de corcho o suela de madera. Después empezamos a ir nosotros a Buenos Aires; íbamos a comprar a un predio grande en donde estaban todos los fabricantes y ahí comprabas, pero tenías que fijarte bien porque, por ahí, comprabas un zapato que te parecía bueno y después te mandaban otro.”
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Carlos trabajó con su papá hasta que falleció. Y cuando eso sucedió, Susana, su esposa, con quien se casó en 1981, renunció a su trabajo y se sumó al negocio familiar.
UN NEGOCIO QUE CAMBIÓ
La zapatería tuvo muy buenos momentos. Llegó a tener hasta cuatro empleadas, dice Masquelet, aunque todo dependía del contexto. Pero lo cierto es que más allá de los vaivenes económicos, Comodoro siempre fue pujante y había momentos de mucha venta, como las fiestas de fin de año.
“Se vendía mucho; lo que ocurría es que en esa época no había tanta gente como ahora, pero se vendía a crédito a sola firma. Lo llevabas así y después, andá a cobrarle a Manduca. Costaba cobrar, pero había de todo, como en todos lados: gente buena y gente que no”, dice entre risas.
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Lo que nunca cambió en Austral es el tipo de calzado que eligieron vender, siempre cuero y buena calidad, para no tener ningún reclamo, dice Masquelet.
Por supuesto, con la llegada de las grandes cadenas de zapatería y las importaciones chinas, el rubro cambió y el negocio no fue la excepción. Carlos cuenta que en los últimos años modificaron hasta el horario. Ya no se corta de 12:30 a 15:30, sino que se atiende de manera continua e inclusive se amplió el horario de los sábados.
Además, cambió el tipo de calzado que la gente busca, porque como dice el comerciante, ahora se usa mucha zapatilla. “Antes era todo zapato, la zapatilla era para andar en la casa nomás”.
Calzados Austral en la actualidad. Antes solo se vendían zapatos de cuero, pero desde hace unos años cambió el mercado y las zapatillas ganaron lugar. Foto: ADNSUR.
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Con 76 años, Carlos siente que es momento de descansar. Lejos de la nostalgia, se lo ve aliviado, porque el negocio es muy esclavo. Sus hijos ya son grandes y quieren disfrutar de todo lo hecho durante tanto tiempo. Así por estos días, junto a Susana están liquidando lo último que queda de stock, sabiendo que luego llegará el momento de entregar el salón a sus dueños y cerrar para siempre, concluyendo la historia de un comercio que fue parte de la vida céntrica del Comodoro de los últimos 80 años.