¿Qué hace una mujer de 81 años que atraviesa un tratamiento oncológico, el cuarto en dos décadas y media, con diagnóstico de metástasis? ¿Qué hace quien tuvo que sacarse las esquirlas cuando le detonó el ideal del matrimonio para toda la vida? Aunque se había esforzado por sostener una relación que siempre le puso en jaque la autoestima, ante la evidencia de la doble vida de su ex, manifestada en un bebé que ya sabía decir papá, no le quedó otra que mandar todo al diablo. ¿Qué hace la que luego perdió un hijo en un siniestro vial y, años después, tuvo que escuchar que su hija tenía cáncer y acompañarla sin flaquear? ¿Qué hace quien también sufrió un ACV?
Pues bien, no sabemos qué hace cualquier otra mujer en circunstancias así de desafiantes, pero esta mujer con la que vamos a conversar recorre kilómetros en una gira teatral que la lleva por Santa Fe, Provincia de Buenos Aires, La Pampa y Montevideo. Llega con la lengua afuera y anteojos de sol enormes que pronto se saca para sentirse más cómoda, da esta nota, se maquilla en diez minutos y se trepa al escenario junto a Rodolfo Ranni para hacer reír en “Negociemos”. Hablemos de resiliencia. Con ustedes, Marta González.
Marta González: Recién llegamos, después de seis horas y media en la ruta. Estoy en Esperanza, Santa Fe. ¿Qué te parece? Nada menos que en Esperanza, para esta obra que yo digo que es muy esperanzadora porque es la historia de amor de dos viejos. Yo la tengo cerrada hace tanto…
Noticias: ¿Tiene cerrado el amor?
González: Sí, esto que uno de chica le dio uso y abuso (mira pícara y provoca risas).
Noticias: Con tantas vivencias, siempre se ocupó de encontrar sentidos a lo que le fue pasando. Son muchos años de psicoanálisis, ¿no?
González: Sí, probé todo. Cuando me dicen: “¡Ay, vos, qué bien estás! ¡Qué fuerza tenés!”, pero es que me la fui buscando, no es que tenga fuerzas. Cuando falleció mi hijo, me decían: “Hay un cura sanador en San Isidro”, y ahí me iba yo, a todos lados. Por supuesto que la terapia jamás la dejé. Cuando me operaron de cáncer la primera vez, el 24 de enero de 2001, llamé al psiquiatra y le dije que tenía cáncer. Y me dijo: “¿Y cómo está enfrentándolo?”. Y bueno, cuando te lo dicen, parece que no te lo dicen a vos, parece que es una película. Me querían operar ya y me tenía que comprar un camisón y fuimos con mi hija. Como no nos gustó ninguno, me compré un vestido. Y el psicoanalista, el psiquiatra, me dijo: “Señora, usted no se va a morir porque alguien que no encuentra un camisón para el hospital y se compra un vestido, yo le puedo asegurar que no se muere”.
Noticias: En ese momento no suponía que el cáncer no sería lo peor. Estaba muy cerca de la tragedia, de que la destriparan pero no en un quirófano: su hijo moriría al mes en una ruta mexicana.
González: Sí, mi amor (llora). Imagínate que el nene vino para acá cuando me operaron: “Bueno, mami, vas a estar bien. ¿Querés venir a México conmigo?”. “No, no, hijo, yo voy a estar bien”. Y el 17 de febrero tiene el accidente. Así que la vida es esto, pero aprendí (se acongoja) que no tengo que decir por qué sino para qué.
Noticias: ¿Cómo pudo entender el para qué?
González: Yo digo que si Dios me dejó a mí en este mundo y se llevó a mi hijo, que de verdad era tan bueno, será que tendré que empezar a hacer cosas. Yo siempre me consideré una buena persona, pero todavía no lo seré tanto, porque Dios no me llama. Pero no se puede explicar lo que yo sentía, me refugié tanto en la oración (llora). Ay, mierda, no sé, es un dolor que no pasa, lo tenés ahí, en un rinconcito, pero sabés que en cuanto se abre la puerta…
Noticias: Esa puerta primero la llevó a un intento de suicidio. Sin embargo hoy con sus 81 años, sigue aferrándose a lo vital.
González: Sí, a Dios gracias, sí. Pero sabés qué me ayudó mucho: el laburo. Cuando Jorge Lafauci vino a verme, me dijo: “Marta, tenés que empezar a actuar”. Yo dije este hombre está loco, si yo no tenía ganas ni de trabajar, tenía ganas de morirme. Pero esto fue en febrero y en septiembre, más o menos, me llamó Nora Cárpena para hacer “Brujas”, para el personaje de Luisa, que es el de Moria Casán, imagínate nada más lejos mío. Y bueno, hice ese personaje, me tenía que maquillar, me tenía que vestir, tenía que ser otra, tenía que ser Luisa. Entonces la Luisa de arriba del escenario, cuando se bajaba el telón volvía a ser Marta. Y ahí tenía unos ataques de llanto, pero, bueno, después los llantos se fueron aminorando y guardás el dolor, porque el dolor no te deja nunca, y vas gozando de las otras cosas.
Noticias: ¿Como si lo acomodara distinto?
González: Claro, así es, para poder seguir viviendo. Hay muchas cosas que me sirvieron. Un ministro de la eucaristía, me dijo: “Marta, yo sé que está sufriendo mucho, ¿pero cambiarías estos 29 años de haber tenido a Leandro por no sufrir este dolor?”. Y yo dije: “Nooo, volvería a tenerlo”. Y después mi hija me dijo: “Mamá, ¿qué pasa? ¿Vos tenías un solo hijo?”. Son todas cosas a las que te vas agarrando desesperadamente como a salvavidas. Como ahora, imagínate, estoy hasta sin pestañas, soy un alien, no tengo cejas, (se ríe) pero bueno, tengo esta fortaleza que dicen que tengo.
Noticias: ¿Qué representa el escenario para usted?
González: Parece una frase hecha: el escenario te cura. Y en este momento yo no soy yo, yo no soy Marta. Como estoy haciendo la obra con Ranni…
Le avisan que tiene pocos minutos para maquillarse y salir hacia el teatro. Llevamos un cuarto de hora de entrevista, necesitamos más. Más para seguir abordando la vida de una mujer que pese y con todo lo vivido, decide seguir en escena. “¿Qué podemos hacer, mi amor, te parece si me maquillo mientras seguimos hablando?”. La dulzura se abre paso. La solución llega. El teléfono queda enfocándola en un contrapicado y ella se empieza a embadurnar la cara con base. Joroba: “Voy a hacer como hacen las minas para Instagram”.
Noticias: Ese humor es otro gran salvavidas.
González: Absolutamente.
Noticias: ¿Lo tuvo siempre?
González: Siempre, siempre. Digo lo más grave de una manera que le saco… seriedad, sino, no podría vivir.
Noticias: Me estaba contando qué es el escenario. ¿Y el aplauso?
González: El aplauso ya es la maravilla, porque ya terminó. Actuar es un tránsito, un ritual, es jugar.
Así como se ha quitado la peluca en alguna nota reciente para dejar al descubierto su cabeza calva por efecto de la quimioterapia, es de esas personas empecinadas en sacar caretas y poner en el centro los tabúes. “Al cáncer todavía no lo quieren nombrar porque tienen miedo de contagiarse”, dice. Tampoco ha tenido reparos en hablar del desamor, del intento de suicidio, de la muerte. La gente se lo agradece.
González: Yo no me quiero hacer la santa, pero yo dije: “Si Dios me deja acá, obviamente tengo que ayudar”. Escuchar a la gente que me dice: “No sabés lo bien que me hace lo que decís”, me da fuerza para seguir viviendo. Y yo lo único que hago es decir lo que siento, sin rebusques, decir lo que siento y lo que vivo, y ya está. Me da fuerzas ayudar a la gente, ¿sabés? Es no estar viviendo al pedo.
Noticias: Hablando de “Negociemos”, ¿qué es lo que negocia hoy con la vida?
González: ¿Qué negocio? Negocio estar siempre cuando me buscan y tratar de dar lo que más sé, esto de vivir… Pasé cosas muy bellas. He amado mucho. He sufrido mucho. Pero he gozado, he viajado. O sea, tuve una vida buena, con todo lo malo que pasé, pero tuve una buena vida. Yo tuve un ACV en medio del escenario…
Noticias: Paradójicamente en la obra “El show de los cuernos”, en 2019.
González: Sí, mi amor, y ahí me salvó mi hija, porque me dieron algo para la presión y me mandaban a mi casa. Y mi hija dijo: “No, mi mamá no está bien, yo la conozco”. Y me hicieron una tomografía.
Noticias: Dice que llegó a la conclusión de que la muerte no existe.
González: Sí, creo que pasamos a otro plano, no sé cuál es, pero realmente siento que es así. Hay otra vida después de la muerte y nos encontramos, no sé cómo, ¡después te cuento!
Noticias: ¿Le queda algún miedo?
González: El miedo mío de verdad no es a la muerte, sino al sufrimiento carnal, físico. Y sabés lo que más miedo me da: el sufrimiento de los que están al lado. Yo amé a mi mamá de una manera impresionante y en un momento dado te das cuenta de que le estás deseando la muerte a tu mamá, para que no sufra más, para aliviarla. Yo no quiero eso para mi hija. Pero estoy acá, dispuesta a hacer.
Noticias: ¿Qué le preocupa de Argentina hoy?
González: ¡Ay, me preocupa todo! Mirá que he pasado gobiernos, pero como esto, no. Mirá vos, al no tener pestañas, lagrimeo (se seca los ojos)… ¡y un poco por Milei! (risas) Espero ver un poco mejor a mi país, me duele mi país. Bueno, mi amor, me tengo que ir.
Noticias: ¡Que disfrute la función!
González: ¡Gracias, eso es lo mejor que me puede pasar, disfrutar!
