El mundo de la moda está de luto. Giorgio Armani, uno de los diseñadores más influyentes y respetados del último siglo, murió este jueves 4 de septiembre en Milán a los 91 años. La noticia fue confirmada por su propia compañía a través de un comunicado, que dejó en shock a seguidores, colegas y referentes de la industria que crecieron bajo su legado.
Armani fue sinónimo de elegancia, minimalismo y sofisticación. Dueño de una visión única que transformó la moda masculina y femenina, construyó un imperio que se mantuvo sólido durante cinco décadas. Sin embargo, en los últimos meses su salud se había visto afectada y las señales de alarma ya estaban presentes.
En junio, por primera vez en su extensa trayectoria, Armani no asistió a la Semana de la Moda de Milán. Allí se presentaban las colecciones masculinas primavera-verano 2026, pero él se encontraba “en convalecencia en su domicilio” tras atravesar complicaciones de salud. Estaba atravesando una enfermedad que nunca se especificó, y ahí las dudas. Algunos medios contaron que incluso había permanecido internado varios días.
A pesar de la preocupación, desde el entorno de Giorgio se encargaron de aclarar que seguía trabajando “con su habitual compromiso en las colecciones que se presentarán, seguirá de cerca cada etapa de los desfiles”. Esa determinación era, en cierto modo, la misma que lo caracterizó siempre: un hombre que jamás se despegó de su obra.
CÓMO SE FUE DETERIORANDO LA SALUD DE GIORGIO ARMANI
En julio pasado y en el día de su cumpleaños, Armani publicó un texto que esperanzó a todos: “En las últimas semanas, he sentido fuertemente el abrazo de quienes pensaban en mí”. Luego agregó: “Hoy, en mi 91º cumpleaños, quiero agradecerles a todos la cercanía que me han demostrado. No ha sido fácil para mí no escuchar sus aplausos en vivo. Gracias de todo corazón y nos veremos de nuevo en septiembre”.
Pero ese reencuentro no llegó. El destino para el diseñador fue otro y la industria ahora lo despide recordando no solo su talento sino también su incansable pasión. Antes de su partida, Armani había dado pistas sobre el futuro de su casa de moda.
En agosto, en una entrevista con Financial Times, Giorgio habló sobre su deseo de que la transición fuera ordenada: “Mis planes de sucesión consisten en una transición gradual de las responsabilidades, que siempre he manejado, a las personas más cercanas a mí (…) como Leo Dell’Orco, los miembros de mi familia y todo el equipo de trabajo”. Y dejó en claro su visión: “la sucesión fuera orgánica y no un momento de ruptura”.