Día 607: Grabois, el Milei de izquierda

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Insultos, discursos para las redes, look disruptivos. ¿Están los políticos cada vez más parecidos a Milei? Quizás el impulsor de Patria Grande, Juan Grabois, es quien lleva más hasta el final su intento por representar una suerte de Milei de izquierda, un político pasional y directo que se convertiría en la voz de los desencantados. Parece que a veces la política se esforzara en imitar a la naturaleza, donde hay fenómenos como los de la invasión biológica o la contaminación ambiental, en los que un agente externo termina afectando tanto a un medio ambiente, que hace que todo se le parezca.

Por ejemplo, en la minería ilegal de oro —sobre todo en los ríos amazónicos— se usa mercurio para separar el oro del barro. Ese mercurio, luego, es tirado al agua y va quedando pegado a las algas, el fondo del río y los peces más pequeños. A partir de ahí empieza a pasar de un animal a otro: los peces grandes se lo comen, después lo consumen los humanos o los animales que se alimentan del río, y así el metal va acumulándose cada vez más en los cuerpos vivos. Con el tiempo, el ambiente entero termina “hecho” en parte de mercurio: el río, los peces, las mojarras, las aves, todo contiene pequeñas dosis del metal.

La rana toro, otro ejemplo, originaria de Estados Unidos, fue traída a Sudamérica para criarla y vender su carne, pero muchos ejemplares se escaparon y empezaron a invadir humedales, lagunas y arroyos. Es enorme y muy voraz: se come todo lo que se le cruza, desde peces chiquitos hasta insectos, ranas locales e incluso pichones de otros animales. Allí donde aparece, las ranas y sapos nativos no pueden competir y terminan desapareciendo.

Esto no les gusta a los autoritarios

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Como si eso fuera poco, transporta un hongo muy peligroso que enferma y mata a otros anfibios, aun cuando ella no se vea afectada. El resultado de su llegada es que lugares que antes tenían mucha variedad de especies —charcos llenos de bichos distintos— terminan convertidos en espacios donde solo hay ranas toro. ¿Por qué todos estos ejemplos?

El 12 de noviembre del 2023, cuando la enorme mayoría del sistema político y mediático argentino había entendido que Sergio Massa fue el triunfador del debate presidencial y lo que sucedió fue lo contrario, Milei terminó de patear el tablero de la política argentina. Allí, se produjo un momento trascendental en la historia de nuestro país: hubo una identificación entre alguien bulleado, roto, nervioso, pero real, genuino contra un político profesional que le hizo bullying a Milei durante todo el debate. La mayoría de la sociedad entendió que había sido tan víctima de la política representada en el exministro de Economía como lo estaba siendo aquel candidato poco preparado y con falta de temple emocional.

Es que en un país con casi 200% de inflación anual y la mitad bajo la línea de pobreza, había muchos más antihéroes, protagonistas de una vida tragicómica que tiburones implacables y exitosos como Sergio Massa. La mayoría de la sociedad argentina no votó por quien quiere ser, si no por quién es, alguien roto, enojado, frustrado cuya desesperación lo lleva a intentar hacer lo opuesto a lo que viene haciendo. Desde ese momento, Milei trastocó todos los parámetros de la política argentina y empezaron a haber políticos profesionales, totalmente guiados por el coaching y el discurso apegado a las encuestas, que intentaron sonar disruptivos y genuinos.

Javier Milei y Sergio Massa se enfrentaron en el balotaje 2023 por la presidencia argentina

Recordemos a Horacio Rodríguez Larreta y sus exabruptos en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). Milei comenzó su carrera presidencial con él como principal rival —a quien daban como ganador un año antes de las elecciones—, pero terminó enfrentando a Sergio Massa. Hoy, el ex jefe de Gobierno porteño busca una banca como legislador en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sorprende con frases como: «Si Milei me hinchó las pelotas lo voy a decir, y si la Ciudad tiene olor a pis también«.

Ahora, recordemos cuando la diputada Florencia Carignano trató de “gato” a la diputada libertaria Juliana Santillán en la Cámara de Diputados. Incluso Cristina Kirchner, conocida por su oratoria académica y de clase magistral, adoptó un tono más arrabalero y confrontativo. Veamos uno de sus últimos clásicos “Che Milei”, con el que nos tiene acostumbrados: “Che Milei… Acabo de escuchar tu cadena nacional de anoche, y disculpame… pero MÁS QUE CON LOS PIES PARA ADELANTE, A VOS TE VAN A SACAR CON UN CHALECO DE FUERZA DE LA ROSADA.

Porque la verdad… tenés que estar loco o ser un GRAN MENTIROSO para decirle a los argentinos, por cadena nacional, que los salarios le ganaron a la inflación y que ahora comen más que antes. Daaaaale… ¿En serio…?

P/D 1: Y haceme un favor… dejá de mentir con la cantinela esa de que en tu gobierno no hay emisión monetaria… Si venís emitiendo a diestra y siniestra para pagar los intereses de la timba financiera, de las operaciones con dólar futuro y las tasas de interés bancarias para que los pesos no se vayan al dólar. Con qué pagaron, pagan y van a pagar las tasas de interés que tenés por las nubes??? ¿Con chupetines? No… Con emisión de dinero. ¿Y quién se lleva esa emisión? Los mismos de siempre, Milei… Los que tienen su mejor representante en tu ministro de Economía.

P/D 2: Y además… y muy humildemente, Milei… mis cadenas nacionales nunca fueron para quitar derechos ni arruinarle la vida a nadie… Siempre fueron para mejorar la vida de mis compatriotas”.

Cristina Kirchner adopta un tono confrontativo y critica la cadena nacional de Milei

Por su forma de ser, su impronta y probablemente por su propia decisión, quien más parece querer representar una suerte de Milei de izquierda es Juan Grabois. Es interesante cómo en este cierre de listas, Grabois eligió a Massa para polarizar. El mismo adversario de Milei, a quien se le imputa ser la representación de la política profesional.

Antes, veíamos un militante social cristiano completamente comprometido y compenetrado con la causa de los pobres, pero sin los matices que hemos ido conociendo en este último tiempo. Supimos que le gusta el Heavy Metal, un estilo de música muy pesado. Lo vimos tocando la batería, bromeando y haciendo una editorial en el programa de Tomás Rebord. Incluso conocimos su lado más literario y afición a la fantasía, cuando contó que, de adolescente, fue el primero en traducir uno de los libros de Tolkien, el autor de El Señor de los Anillos.

Grabois se cortó el pelo y se emprolijó la barba a lo “Boric”, el presidente de Chile. A veces se ha mostrado con lentes, lo que le da un look más nerd. Aunque no perdió su pose combativa, dando fuertes discursos de barricada en manifestaciones, o con declaraciones fuertes incluso criticando a referentes de su propio espacio, como Sergio Massa.

En este nuevo Grabois conviven dos planos que antes parecían distantes: el militante social aguerrido, de discurso duro y callejero, y el personaje público que no teme mostrar gustos, pasiones y excentricidades personales. Esa apertura, más cercana al registro emocional de sus seguidores, lo coloca en sintonía con una política que ya no se limita a la liturgia formal ni a los comunicados acartonados, sino que apuesta a la autenticidad como conexión. Su transformación no implica un abandono de sus banderas históricas, sino una adaptación a un ecosistema mediático donde la transparencia puede ser persuasiva como argumento político. Podríamos decir que también es un rasgo de madurez.

Al igual que otros dirigentes que han recogido el guante de la autenticidadpopularizada por Milei, Grabois parece comprender que el carisma ya no se mide solo en capacidad oratoria o solidez ideológica, sino en la disposición a mostrarse como un ser humano completo, con contradicciones, gustos y vulnerabilidades. Esa mezcla de firmeza militante y cercanía descontracturada puede ampliar su alcance, generando empatía con sectores que antes lo miraban desde la distancia, y al mismo tiempo reforzando la narrativa de que la política puede ser un espacio habitado por personas reales.

En julio de 2025, Juan Grabois criticó a Sergio Massa, calificándolo de «mentiroso, delirante e inútil», y expresó su desacuerdo con que Massa encabezara una lista del peronismo en las elecciones nacionales

Es que uno de los elementos novedosos que trajo a la política la irrupción de Javier Milei fue una consigna que pareciera venir del rock and roll: “Sé vos mismo”. Mostrarse más auténtico frente a una sociedad harta de que los políticos le mientan. Este, sería el efecto refrescante del fenómeno Milei. Sin embargo, el “se vos mismo”, tiene otros orígenes.

La frase sé vos mismo” (o “sé tú mismo”) empezó a popularizarse a fines del siglo XIX y comienzos del XX, como parte del auge de filosofías centradas en la individualidad y el autenticidad: el romanticismo tardío, el existencialismo temprano y, sobre todo, la psicología moderna. Uno de los primeros en usar una expresión cercana fue Ralph Waldo Emerson, en su ensayo Self-Reliance (1841), donde insta a confiar en la propia voz interior. Más adelante, pensadores como Friedrich Nietzsche (“llega a ser quien eres”) y luego la psicología humanista de Carl Rogers o Abraham Maslow (décadas de 1940 y 1950) volvieron esa idea casi un mandamiento cultural: la autenticidad como valor.

Ya en los años sesenta y setenta —con el auge de la autoayuda, la cultura pop y el discurso publicitario— la frase “sé vos mismo” terminó de instalarse como lema moderno del desarrollo personal: desde campañas publicitarias hasta la crianza, pasó a ser un imperativo afectivo que reemplazó viejas máximas comoadaptate” o “obedecé” por una más contemporánea: “expresate tal como sos”.

Por otro lado, el lado B, como los insultos y la utilización de lenguaje vulgar, tal vez tiene otro incentivo: el de desprestigiar la palabra misma como intercambio político. Si el presidente y el resto de los dirigentes políticos insultan, calumnian y luego se re acercan y se dicen que son colosos o grandes dirigentes, la palabra ya no tiene sentido, es ahí donde gana Milei. En ese sentido, la utilización de lenguaje sexual para referirse a confrontación política no parece sumar a tener un debate político más profundo, como cuando Juan Grabois dijo en Blender: Nos van a coger de parados en cada provincia”, o en Cenital: Me tienen las pelotas llenas.

Grabois habló del «Síndrome Galperín» y se «compadeció» del dueño de Mercado Libre

Grabois, probablemente sea uno de los dirigentes que más dinamizan al peronismo y le traen discusiones programáticas e ideas que lo renuevan. Sin embargo, su mileización, por así decirlo, puede ser una trampa que los propios libertarios le tiendan. Finalmente si todos se empiezan a parecer a Milei, la sociedad termina por optar por el original y creer aún menos en el resto de los dirigentes.

mv/ff

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