Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad de la Nación, volvió a ocupar el centro del escenario político al declarar públicamente que está “preparada” para ser candidata en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
La frase, “por ahí me mandan al ring”, pronunciada por Patricia Bullrich en una entrevista televisiva, no solo captó la atención de los medios, sino que también encendió el debate sobre su posible participación en las elecciones legislativas de octubre de 2025.
La expresión utilizada por Bullrich no fue casual. Al adoptar una postura de boxeadora y recordar a Alejandra “Locomotora” Oliveras, la ministra apeló a una imagen de lucha y confrontación, reforzando su perfil de dirigente combativa.
“Estoy preparada”, afirmó con convicción, dejando entrever que, si el presidente Javier Milei o su espacio político La Libertad Avanza (LLA) se lo solicitan, ella está dispuesta a asumir el desafío. Este gesto no solo refleja su disposición personal, sino también una estrategia comunicacional que busca conectar con un electorado que valora la firmeza y la determinación en tiempos de incertidumbre política.
La Ciudad de Buenos Aires ha sido históricamente un bastión del PRO, partido del cual Bullrich fue presidenta. Sin embargo, en el nuevo escenario político marcado por el ascenso de La Libertad Avanza, las alianzas y candidaturas están en plena redefinición.
Jorge Macri, actual jefe de Gobierno porteño, adelantó las elecciones en el distrito, lo que generó tensiones internas y una reconfiguración de fuerzas. Bullrich, ahora alineada con el oficialismo libertario, podría representar una figura de consenso entre sectores del PRO y LLA, especialmente si se concreta una alianza electoral similar a la que se está gestando en la provincia de Buenos Aires.
Una crítica contundente
Durante la misma entrevista, Patricia Bullrich se refirió con dureza a las candidaturas testimoniales, una práctica que el peronismo ha utilizado en diversas ocasiones. “Las testimoniales son una estafa”, sentenció, argumentando que presentarse como candidato sin intención de asumir el cargo constituye una oferta engañosa para el electorado.
Esta crítica no solo apunta a sus adversarios políticos, sino que también busca diferenciar su eventual candidatura como una propuesta genuina, comprometida con el ejercicio del cargo en caso de ser electa.
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