Un interno del Complejo Penitenciario Federal de Senillosa protagonizó un hecho insólito: pidió autorización para cultivar cannabis dentro de la cárcel con el objetivo de elaborar su propio aceite medicinal. La solicitud, que llegó primero al Juzgado Federal 2 de Neuquén y luego a la Cámara Federal de Apelaciones de General Roca, fue finalmente rechazada en ambas instancias tras ser evaluada por profesionales de la salud del penal.
El recluso, que se encuentra a disposición del Tribunal Oral en lo Criminal 16 de Buenos Aires, argumentó problemas de salud vinculados a la diabetes y propuso inscribirse en el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann). Según explicó, pretendía instalar una huerta de Cannabis sativa en su celda para la elaboración de aceite medicinal destinado a su tratamiento personal, un planteo que sorprendió tanto a las autoridades penitenciarias como a los jueces.
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El curioso pedido motivó un informe médico exhaustivo, que incluyó la evaluación de una nutricionista y un médico del penal. Mientras la especialista ajustó su dieta para controlar la diabetes, el médico fue tajante al señalar que el uso de cannabis “no está validado como tratamiento estándar para la diabetes” en la medicina tradicional. Basados en estos argumentos, tanto el juez de primera instancia como los camaristas federales desestimaron el hábeas corpus presentado por el interno.
Este insólito episodio se suma a otros intentos de internos de introducir o cultivar drogas en el Complejo V de Senillosa, pese a los estrictos controles. El año pasado, por ejemplo, se detectaron 104 gramos de marihuana escondidos dentro de un parlante portátil, lo que derivó en sanciones internas y una nueva causa penal para el preso involucrado. Estos casos evidencian los múltiples desafíos que enfrenta el Servicio Penitenciario Federal para impedir el ingreso y circulación de estupefacientes dentro de los penales.
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En el caso del parlante con marihuana, el incidente fue reportado el 12 de octubre y, además del decomiso del estupefaciente, se secuestró un teléfono celular que estaba en poder del interno. Los agentes del Servicio Penitenciario informaron que la droga estaba cuidadosamente distribuida en dos envoltorios ocultos dentro del dispositivo, lo que motivó la apertura de un expediente por infracción a la Ley 23.737.