El Gobierno de Javier Milei y la Casa Rosada no pretenden ceder la silla de Manuel García-Mansilla pese al durísimo revés sufrido el jueves pasado en el Senado, cuando los dos postulantes para la Corte Suprema de Justicia propuestos por el Poder Ejecutivo no obtuvieron acuerdo. El otro caído, es el renombrado juez federal, Ariel Lijo.
Es por eso que las principales cabezas del oficialismo preparan los próximos movimientos. Por estas horas, Santiago Caputo y su brazo ejecutor en la estrategia judicial, el viceministro de Justicia Sebastián Amerio, están trabajando en una presentación que le permita al Gobierno Nacional recurrir a través del mecanismo del “per saltum” a la Corte Suprema para apelar la medida cautelar que emitió el juez Alejo Ramos Padilla. La presentación podría realizarse en las próximas horas o el lunes. La trabajan juntamente con el Procurador del Tesoro, Santiago Castro Videla.
El juez federal de La Plata resolvió a través de una resolución que García-Mansilla se abstenga en lo sucesivo de intervenir en cualquier fallo que realice la Corte Suprema, luego de haber cosechado 51 votos de rechazo en la discusión en el Senado.
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De esa manera, y pese a que la estrategia inicial de Caputo y Amerio quedó seriamente dañada, el Gobierno libertario redobla los esfuerzos para sostener al catedrático de la Universidad Austral en su silla de la Corte.
En los pasillos de la Casa Rosada incluso deslizan la posibilidad de que García- Mansilla sea nombrado en comisión a partir del próximo receso legislativo. En lo inmediato, buscan blindarlo y sostenerlo.
Además, desde que García- Mansilla juró como miembro de la Corte (lo que le permitió estar presente el 1° de marzo en la Asamblea Legislativa) sostienen que su lugar no corría peligro aún si era rechazado en la Cámara alta, lo que efectivamente sucedió días atrás.
La jugada de la Casa Rosada se completaría con el recambio legislativo. Cuando según los cálculos en el oficialismo se modificaría la correlación de fuerzas en la Cámara alta, lo que les permitiría avanzar con el nombramiento tanto de García-Mansilla como de otros nombres que tienen en carpeta y que PERFIL informó oportunamente.
En la trastienda del poder libertario son conscientes de que el titular del Máximo Tribunal, Horacio Rosatti y el otro ministro de la Corte, Carlos Rosenkrantz, son dos hombres que quedaron del lado “macrista” del mundillo judicial. La Corte dio un contundente mensaje cuando le tomó juramento a García-Mansilla, pero rechazó la licencia de Lijo al frente del Juzgado Federal N°4.
En ese marco, sobrevuelan las dudas sobre cómo quedó el vínculo de la Casa Rosada con Ricardo Lorenzetti. El rafaelino fue en efecto quien acercó el nombre de Lijo hace más de un año atrás, para que sea propuesto para la Corte. Además, aseguró que estaban los votos para validarlo. Son harto conocidos los extensos vínculos que Lijo ha forjado con la política, sin distinción de banderías políticas.
Las dudas se acrecientan luego de que el propio Lorenzetti saliese el viernes por la mañana a declarar que él no habría asumido una silla en la Corte “por decreto”. Un teledirigido a García-Mansilla y a la Casa Rosada. Por el momento, el Gobierno evitó salir a responderle a Lorenzetti y guardó silencio respecto de sus declaraciones.
En el oficialismo ya se habían desentendido de la suerte de Lijo. Siempre dejaron que el propio juez federal buscase a través de sus vínculos sus apoyos.
En el futuro, el Gobierno continúa teniendo la ampliación del Máximo Tribunal como un elemento de eventual negociación. También quedó pendiente el envío de 150 pliegos de juzgados federales y nacionales, otra de las cartas con las que Caputo y Amerio amagaron con negociar, aunque sin resultados.